Paseo contracultural// Abraham García Gonzalez

Texto por: Abraham García González

¿Qué es la contracultura?

Es complicado definir qué es la contracultura, ya que su mismo nombre puede enfatizar que niega a la cultura en sí, o que es una tajante oposición a ésta. Pero no es necesariamente correcto pensar esto, ya que en este preciso momento, cerca del final de la primera década del siglo XXI, la cultura, como tal, existe, y seguramente es imposible que más de dos mil quinientos años de cultura sean borrados de tajo por la propia mano de los humanos.
Se dice mucho que la contracultura como tal apareció con gran auge alrededor del mundo durante la década de los años 60 del siglo pasado con los hippies, ya que pretendían transformar los parámetros de la cultura establecida con el ideal de “All You Need Is Love”, el tema que The Beatles grabaría en su álbum Magical Mystery Tour de 1967.
Sin embargo esta “primera aparición” de la contracultura puede resultar falsa si se echa un vistazo a un tiempo no muy lejano, cuando aparecieron diez años antes los beatniks o los propios pachucos. Pero aún así, sería necesario hojear libros de historia que hablen de Galileo Galilei cuando dice que la tierra es redonda, del luteranismo, del romanticismo o hasta del propio Jesucristo si se piensa en la contracultura como lo hace el periodista Carlos Martínez Rentería[1] en una entrevista para La Jornada:
“Es el salto al vacío de lo aún no aceptado, con un alto porcentaje de fracaso, pero que, en su auténtica capacidad de ruptura, paradójicamente se convertirá en el éxito concensado que, tarde o temprano, será cultura. Sin embargo, en ese instante de complacencia ante el poder hegemónico, esa certeza será cuestionada por un nuevo impulso de negación contracultural y así hasta el fin de los días del ser humano, del ser cultural, del ser contracultural»[2].
A pesar de esto, es cierto que durante el siglo XX la contracultura se hizo más notoria entre las sociedades del mundo, pues se vio involucrada en todos los aspectos de las civilizaciones. Tanto en la música como en la pintura, tanto en la literatura como en la política, y tanto en ideologías como en estilos de vida. Posiblemente las sustancias sicodélicas y el hecho de que el mundo todavía resentía los estragos de dos grandes guerras tuvieron algo que ver para que este enfrentamiento entre cultura y contracultura fuera más evidente que en otras épocas. Otro aspecto notable de la época es que jóvenes fueron el principal motor de la naciente contracultura, caso hasta entonces inédito.

Los tipos de contracultura

A partir de los años cincuenta comenzaron a surgir los primeros grupos contraculturales más identificables que sitúa José Agustín Ramírez en su libro de 1997, La contracultura en México: los pachucos y los beatniks.

En los 50’s. Pachucos y Beatniks

Desde tiempo atrás, debido a las carencias, los mexicanos se han visto en la necesidad de emigrar en busca del american way of life a Estados Unidos, el país donde todo es posible, donde vive felizmente Mickey Mouse y el Tío Sam. Lamentablemente no todo es felicidad, ya que se han topado con discriminación y explotación.
Cuenta José Agustín que el mote de pachucos posiblemente viene a raíz del apodo de un chavo originario de Pachuca, quien tenía una banda de malandrines que vestían del mismo modo que después hiciera “el pachuco de pachucos”, Tin Tán.
A pesar de que no es posible considerarlos como un grupo contracultural tal cual, tenían varias características que definen a uno, pues los pachucos tenían antiestética propia respecto a los estándares de lo que indicaba la moda, a través de la música swing y del mambo tenían la banda sonora para bailar de un modo distintivo y alternativo. Lingüísticamente tenían su propio caló, una mezcla de español con inglés.
Había identificación entre los pachucos para defenderse al ser reprendidos por la sociedad stablishment, e inconscientemente sentaron bases para el posterior movimiento chicano, que luchara para forjar una identidad cultural en el país gringo.
Por otro lado, los beatniks (algo así como un gentilicio de beaten “golpeado, abatido”) forjaron su identidad contracultural mediante la escritura y la poesía mezclada con un sentimiento de hastío de lo convencional al ritmo del jazz be-bop, morfina, heroína, anfetaminas, alcohol de todo tipo y uno que otro peyotazo.
Los beatniks se relacionaban con la gente negra y de ahí que escucharan jazz, pero lo significativo de eso, además del intercambio lingüístico, fue que por primera vez había convivencia sin trabas raciales entre blancos y negros.
Los beatniks más conocidos fueron Jack Kerouac y Allen Ginsberg, pupilos de William S. Burroughs en cuanto a lo reventados, ya que el escritor de El Almuerzo Desnudo los inició en las sustancias ilegales como fuente de creatividad y sensibilización al momento de escribir.
Los textos beat tenían la peculiaridad de que no existía en ellos la autocorrección, los escritos tenían que quedarse tal cual brotaban de la mente de quien escribía, constantemente bajo el influjo de varias sustancias, como cuenta Agustín que Gisnsberg escribió su famoso poema “Aullido”. “Se metió peyote (para inducir visiones), anfetaminas (para disponer de potencia) y dexedrina (para estabilizar la experiencia)”[3]
El resultado fue un poema llevado a los tribunales, catalogado como obsceno por sus obvias alusiones a drogas y a su lenguaje soez. Sin embargo, el juicio resultó a favor de Ginsberg debido a que el juez lo calificó como un poema de “redentora importancia social” pues tiene una carga social y crítica.

En los 60’s. Hippies, Ángeles del infierno y demás

Como es bien sabido, durante esta década hubo una apertura contracultural muy basta. Con los sesentas llegó el verano del amor, la era de acuario y la gran ola de ácido de San Francisco. El periodista Hunter S. Thompson la describe como:
“El pináculo que nunca se repite. San Francisco a mediados de los sesentas era una época especial, en un lugar especial. Pero ninguna explicación, ni palabras, ni música ni recuerdos se aproximan al hecho de haber vivido en esa esquina del tiempo en el mundo. Lo que sea que signifique. (…) había locura en toda dirección a cualquier hora, había chispas por dondequiera. Había la convicción general de que lo que hacíamos estaba bien, que estábamos ganando. Esa fe en la inevitable victoria sobre las fuerzas del mal no era nada ruin ni militar. No hacía falta. (…) Nuestra energía prevalecería. Todos tuvimos el impulso. Íbamos en la cresta de una ola inmensa y bella”.[4]
San Francisco, California podría considerase como la Meca de la contracultura de los sesentas, ya que de ahí se expandió a todas partes de Estados Unidos. De California surgieron bandas hoy tan consagradas como The Doors, Jefferson Airplane, The Grateful Dead, The Mama’s and The Papa’s y Frank Zappa and The Mothers of Invention poco después de que The Beatles lanzaran en 1967 su álbum Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, con el que entraron de lleno a la psicodelia tras haber fumado mariguana con Bob Dylan y haber probado el LSD o ácido lisérgico.
La invasión británica todavía seguía en su apogeo con The Who, The Kinks, Jimi Hendrix (un expatriado de Seattle) y posteriormente Pink Floyd (quienes con Syd Barrett, se encargaron de esparcir la psicodelia en Inglaterra).
En ese contexto surgieron los hippies, una derivación de los beatniks, quienes para entonces ya se habían sumado a la psicodelia con el uso de LSD. El hippie gringo estaba en contra de toda forma de expresión violenta, y la guerra en Vietnam era una causa para estar en contra del gobierno. Cabe decir que el movimiento hippie sólo se constituía de jóvenes blancos. “El paraíso del peace and love resultó a final de cuentas un coto muy cerrado y en ese sentido el racismo no desapareció del todo. Tampoco la violencia fue desterrada de entre los jóvenes primermundistas. El surgimiento de grupos como los yippies (blancos extremistas de corte anarquista) y Panteras Negras (un grupo negro que pregonaba la lucha a muerte contra el opresor blanco) fue completado con la aparición de bandas protofascistas como los (motociclistas) Hell’s Angels (sus integrantes asesinaron a un espectador negro durante el malhadado festival de Altamont, California)”[5].
Cabe decir que con los hippies y con los Hell’s Angels (o ángeles del infierno) surgió como tal El Nuevo Periodismo que germinara de la semilla que fue A Sangre Fría de Truman Capote en 1965, ya que el grupo o comuna con más significancia del movimiento hippie era el de Ken Kesey (autor de Alguien voló sobre el nido del cuco de 1962, libro que sería llevado a la pantalla grande en 1975 bajo la dirección de Milos Forman, y con Jack Nicholson como protagonista) y su grupo de Merry Pranksters o “alegres bromistas”.
Este grupo se aventuró a viajar en carretera desde California hasta Nueva York en una combi pintada de florecitas con colores fosforescentes, con la intención de experimentar con drogas psicodélicas y manifestarse artísticamente mediante filmaciones, grabaciones de canciones y “hueva creativa”. Todo esto está debidamente documentado en The Electric Kool-Aid Acid Test (Ponche de ácido lisérgico, 1968) por la pluma de Tom Wolfe.
Durante el viaje, Ken Kesey y los Merry Pranksters se encontraron con los Hell’s Angels. Cuando se esperaba que todo resultara mal, debido a las conductas violentas de los segundos, ambos grupos inesperadamente convivieron en un reventón. En ese momento, Hunter S. Thompson (quien después crearía el Periodismo Gonzo) se encontraba en plena investigación para su libro Hell’s Angels: A Strange and Terrible Saga (Los ángeles del infierno: Una extraña y terrible saga, 1966) y así como Wolfe, documentó el episodio.
Pese a que en general había buenas vibras en la comunidad hippie en Estados Unidos y con The Beatles como la punta del iceberg y su hímnico “All You Need Is Love”, hubo tragedias internacionales, superiores a la ocurrida en el festival de Altamont, en 1969, que en verdad menguaron el espíritu de amor y paz.
1968 es un año recordado con dolor por gente de varios países, ya que es el año en el que sus gobiernos le declararon la guerra a los entonces jóvenes (contraculturales o no). Chicago, Ciudad de México y Paris, entre otras ciudades importantes del mundo, vieron ese año en distintas fechas y por distintas razones cómo se manchaban sus calles con sangre de jóvenes, que en sus diferentes contextos geográficos y políticos, buscaban manifestar sus inconformidades.

La contracultura es…?

En el filme Easy Ryder (Busco un destino, en la traducción al español) de 1969 y dirigida por Dennis Hopper, se muestra en una historia ficticia, la contracultura hippie y lo mal vista que ésta era durante los 60’s. Hay un diálogo del personaje de Jack Nicholson hablándole al del propio Hopper, que a mi parecer define muy bien cómo es vista la contracultura en general por quienes no pertenecen a ella:
“No tienen miedo de ti, tienen miedo de lo que representas para ellos, lo que representas para ellos es libertad (…) De eso se trata todo, pero hablar de ello y serlo son dos cosas distintas (…) Pero no vayas a decirle a nadie que no es libre, porque son capaces de matarte o de lastimarte para probarte que sí lo son. (…) Si ven a un individuo libre, se asustan, se vuelven peligrosos”[6].
Con esto, yo pienso que la contracultura es el reflejo del miedo al cambio que tiene la cultura establecida. Si bien es cierto que las manifestaciones contraculturales ocurridas durante las últimas cinco décadas pasadas fueron un tanto más abruptos, por la sacudida tan drástica a los valores establecidos; que los presentados con mucha antelación en la historia, éstos fueron asimilados porque a final de cuentas fueron asimilados y acogidos en pro de la humanidad.
Pienso que la contracultura ha recibido ese nombre porque aparenta ser una amenaza a la cultura establecida, pero en realidad se trata de una cultura transformadora que surge a raíz de la inconformidad, del simple aburrimiento. Me parece que la contracultura ofrece un campo de visión hacia lo que será el futuro, porque por ejemplo, quién iba a pensar que a raíz del cruce entre hippies y Ángeles del infierno aparecería una refrescante forma de informar, en la que el periodista pueda soltar la pluma a su gusto y crear un estilo propio. Lejos, lejísimos del acartonado y aburrido método para concretarse en informar con base únicamente el qué, quién, cómo, cuándo, dónde y más o menos el por qué.
Las contraculturas, más que un reto a la cultura establecida, son una fuente de creatividad para que la humanidad pueda superarse a sí misma. Es cierto que vienen con errores, pero ¿las culturas no se han equivocado al extinguir a otras, como por ejemplo a las mesoamericanas?

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[1] Autor de Cultura contra cultura.

[2] Caballero, J. (2005 abril 22), ”La contracultura es un concepto vigente en cualquier época: Martínez Rentería”, La Jornada. Disponible en: http://www.jornada.unam.mx/2005/04/22/a11n1esp.php

[3] Ramírez, J.A. (1996) La Contracultura en México, (2da ed.) México, Debolsillo p.25

[4] Thompson, H.(1971) Miedo y asco en Las Vegas, España, Anagrama

[5] Cárdenas Jr. Goyo, (octubre 2007), “Los sacrosantos años sesenta”, La Mosca en la pared

[6] Hopper D. (1969) Easy Ryder (95 min.), EUA, Columbia Pictures

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